“No sirves para hacer esto”, “no eres capaz de resolver la tarea”, “¡te lo comes y punto!”, “aquí se hace lo que yo digo”, son frases que se escuchan entre padres e hijos, entre muchas otras de este estilo. Y yo quiero hacerte una pregunta a ti, que eres mamá o papá: ¿crees que con esas afirmaciones has logrado algo positivo en tus hijos? Seguramente sí en el corto plazo, pero ¿te has puesto a pensar el impacto que puede tener esto a largo plazo?
Los niños son unas esponjas que retienen toda la información que tú les entregas a través de tus palabras, de tus acciones, de tu ejemplo. Son unos perfectos observadores. Por eso es tan importante tener cuidado con cómo nos comunicamos con ellos, cómo nos comportamos frente a ellos, porque todo esto se convierte en patrones de vida para nuestros hijos. Patrones que pueden llevarlos al éxito en su relación con ellos mismos y con los demás, en proponerse metas y cumplirlas, en vivir una vida feliz y con las habilidades necesarias para lograr un desarrollo idóneo… O limitar sus posibilidades.
Es así de claro. La forma de educar a nuestros hijos genera un gran impacto en sus vidas, y por esto es importante revisar qué estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo y, sobre todo, cómo podemos hacerlo diferente. Como Coach y Educadora de familias en Disciplina Positiva, quiero contarte acerca de 3 cosas que te van a ayudar a darte cuenta si el camino que estas siguiendo te está llevando a educar con éxito a tus hijos:
El excesivo control hace que caigan en una lucha de poderes. Ser muy flexible hace que el niño posiblemente se sienta desatendido o que no pertenece. Ninguno de estos dos extremos es bueno, te lo digo abiertamente. ¿Cómo crees que se siente tu hijo cuando eres muy controlador? ¿Cómo se siente cuando eres muy flexible?
La mala conducta no es mala en sí misma. Por lo general está asociada a una creencia o una motivación. De hecho, aunque muchas veces no lo entendamos y les exijamos que se controlen, la mayoría de los niños se comportan de acuerdo con su edad. Aquí te quiero preguntar dos cosas: ¿Te estás conectando genuinamente con tus hijos? ¿Estás tú controlando tu conducta?
Un niño empoderado, es un niño motivado, así que es muy importante que revises cómo manejas este tipo de aprendizaje con tus hijos. ¿Permites que tus hijos tengan la oportunidad de aprender de sus errores? ¿Tiendes a rescatarlos de situaciones?
Es cierto que nuestros hijos no vienen con manual de instrucciones y que muchas de nuestras creencias no se acoplan con las personas que ellos son, y cómo nosotros queremos que sean. También es cierto que estamos a tiempo de aprender y cambiar nuestras formas de ver el mundo y entregarles a ellos las mejores experiencias de vida, sin importar las condiciones. Así que te invito que empieces por esto y me cuentes qué tal resulta este ejercicio para ti. Y si tienes alguna duda, ¡escríbeme!
Con cariño,
Pili.
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